El Daño

EL DAÑO SE LLAMA 

Síndrome De Alienación Parental

Tiene nombre de enfermedad grave y lo es, aunque no afecta ningún órgano vital del cuerpo humano. 

Es capaz de dejar a los hijos huérfanos de padre o madre, aunque ninguno esté muerto.
Si se está separando o divorciando y  tiene  líos con su pareja por la custodia de los hijos, seguro que ya ha empezado el Síndrome de Alienación Parental, más conocido como SAP, a  afectar  a sus hijos, quienes ahora le  odiaran  y  repudiaran, porque así lo decidió el otro. 

Este trastorno fue descubierto en Estados Unidos en 1985 por el psicólogo Richard Gardner. 

En Colombia, según la Fundaciòn Primero la Infancia(que agrupa a padres y madres que no tienen la custodia de sus hijos), hasta el 80% de los procesos de divorcio llevan involucrado este comportamiento de uno de los padres. 

En Estados Unidos las cifras hablan de uno de cada cuatro niños de padres divorciados afectados. 


RESUMEN


El modelo tradicional de familia ha sufrido grandes cambios en los últimos años existiendo en las últimas décadas un gran incremento de separaciones y divorcios. Es importante garantizar el derecho fundamental de los/as menores a relacionarse adecuadamente tanto con su padre como con su madre manteniendo todos sus vínculos. Sin embargo, hay situaciones en las que existen obstaculizaciones por parte de uno de los progenitores a las relaciones de sus hijos e hijas con el otro progenitor que desembocan en el Síndrome de Alienación Parental, una de las formas mas sutiles de maltrato infantil, casi desconocida hasta ahora, pero que está cobrando vigencia día a día y que produce un grave daño en el bienestar emocional y en el desarrollo de los menores que lo sufren.

En este trabajo se estudia el Síndrome de Alienación Parental como forma de maltrato infantil y se exponen algunas de las conductas maltratantes por parte de las personas que lo ejercen. Finalmente, se presentan dos casos extraídos de la práctica del Servicio Punto de Encuentro Familiar de Sevilla, donde se detecta la existencia de este síndrome, y se analizan las consecuencias psicopatológicas que estas situaciones desarrollan en la infancia así como las vías de intervención.


Palabras clave: Divorcio, Punto de Encuentro Familiar, Síndrome de Alienación Parental, Maltrato Infantil.


Introducción:

La infancia es la etapa más bella de la evolución hacia la madurez, en la que existe una gran vulnerabilidad que debe ser protegida. Se considera que la familia es la primera fuerza (en el tiempo y por su trascendencia) que interviene modulando las experiencias infantiles determinando conductas y participando en la personalidad progresiva [1], es en ella donde nos tenemos que centrar para dar explicación a las conductas y comportamientos de nuestros menores.

El modelo tradicional de familia en los últimos años ha sufrido grandes cambios, tanto en sus estructuras como en sus interacciones, existiendo en las últimas décadas un enorme incremento de separaciones y divorcios, que hacen necesaria la creación de instrumentos procesales por parte del ordenamiento jurídico. Así, la legislación ha tenido que ir adaptándose a las nuevas realidades familiares y ha tenido que regular las relaciones entre los hijos de padres y madres separados. 

Sea cual fuere el miembro de la pareja (madre o padre) con quien conviva el niño se ha de garantizar la relación con ambos tras la separación; los regímenes de visitas tienen varias e importantes funciones psicológicas para el desarrollo de la infancia [2]; las visitas protegen los derechos del menor de acceso al progenitor no custodio, al igual que los de este último; así mismo, se protege el vínculo emocional entre el niño y sus progenitores, ya que se le proporcionan modelos de rol alternativos y, por último, se permite al progenitor custodio que descanse de su responsabilidad en la crianza.

El problema surge no por el hecho de que los padres, responsablemente, decidan poner fin a su vida en común, sino cuando se hacen partícipes a sus hijos e hijas de los conflictos que ha generado la separación. Entonces los niños se ven inmersos en los problemas de los adultos, tomando partido en el conflicto, pasando a formar parte de los bloques enfrentados, y reproduciendo las disputas de los mayores. En estos casos, la opinión de los menores estará mediatizada, en mayor o menor grado, por el problema en el que están inmersos y por las presiones que están recibiendo. 


En determinados casos, es fácil apreciar como el niño adquiere un papel protector del progenitor al que siente como más débil, "el perdedor o el abandonado", ejerciendo una función defensora que no le corresponde. Esta función puede llevarle incluso a rechazar cualquier contacto con el otro progenitor, justificando su postura ante todas las instancias que le pide explicaciones, incluido el Juez. Por otra parte, los menores envueltos en una situación de ruptura familiar conflictiva sufren una aguda sensación de shock, de miedo intenso, teñido todo ello por un sentimiento de profunda confusión, con consecuencias negativas a nivel psicoemocional y conductual. Estos menores presentan, con frecuencia, sentimientos de abandono y culpabilidad, rechazo, impotencia e indefensión, inseguridad, así como estados de ansiedad y depresión y conductas regresivas, disruptivas y problemas escolares.

Esta sintomatología puede verse incrementada al ser presionado para participar en actos legales derivados del conflicto de separación, pasando a formar parte de la propia disputa en la medida en que sus sentimientos son utilizados como argumentos o armas arrojadizas. Los padres pueden tomar al pie de la letra esta negativa expresada y utilizarla para descalificarse mutuamente, e incluso pueden decidir llevar a su hijo delante del Juez para que este también pueda escucharle y valorar si es influencia de uno o, por el contrario, la ineficacia del otro, lo que motiva dicha actitud. La persistencia del conflicto, especialmente cuando las disputas se pretenden resolver judicialmente, produce un agotamiento mental de quien se encuentra inmerso en él, disminuyendo la capacidad atencional para responder de manera efectiva y adaptada a las demandas propias y del entorno, repercutiendo negativamente en la capacidad de detectar y satisfacer las necesidades de sus hijos, especialmente las emocionales. Sin duda alguna los procedimientos contenciosos generan un estrés en los progenitores y en los hijos e hijas que repercuten negativamente en el equilibrio emocional de todos ellos, y que llega a ser de tal magnitud que las necesidades infantiles quedan relegadas a un segundo plano, pudiendo llegar a constituir un factor de riesgo de enfermedad mental en la infancia.

Dentro de los conflictos más frecuentes que surgen, y a veces de más difícil solución judicial, son los relacionados con el cumplimiento del régimen de visitas. En este contexto surge como solución alternativa la Custodia Compartida.

El problema más importante y frecuente detectado, por la frecuencia con que se produce y por sus graves consecuencias para la necesaria relación del niño con el progenitor sin la custodia, es el de las interferencias en las visitas por parte del progenitor que tiene la custodia, si bien, como señala Turkat, antes de discutir los tipos específicos de interferencia, conviene aclarar lo que sería una conducta de "no interferencia". En este caso el niño no siente la pérdida de ninguno de sus padres, ya que el progenitor con el que convive anima al hijo y al padre a que se relacionen con frecuencia y se involucren mutuamente en sus vidas. La situación de no interferencia suele acompañar a un régimen de custodia que funcionalmente conlleva la toma de decisiones conjunta de los padres a favor de los hijos. Los niños suelen visitar con frecuencia al padre, lo llaman por teléfono cuando quieren o lo necesitan y disfrutan de los beneficios de la implicación de los padres en el colegio, en actividades extraescolares y de cualquier otro tipo.

La interferencia sería el caso contrario que comienza con una obstaculización leve de la relación del hijo o hija con el progenitor no custodio y puede llegar a ser de tal tipo que nos encontramos ante una verdadera obstaculización a la relación del/la menor con el progenitor no custodio de tal magnitud que constituye un tipo de maltrato infantil cuyas estrategias sutiles, su apoyo en creencias socialmente aceptadas y su desarrollo en la intimidad del hogar hacen difícil su descubrimiento y abordaje. Estos niños, de adultos, tienen una gran probabilidad de ser inválidos emocionales e intelectualmente rígidos.

El síndrome de alienación parental:

La primera definición que se realiza sobre esta realidad, es de Richard Gardner [12] en 1985, que define el Síndrome de Alienación Parental (S.A.P.) como un desorden que surge principalmente en el contexto de las disputas por la guarda y custodia de los niños. Su primera manifestación es una campaña de difamación contra uno de los padres por parte del hijo, campaña que no tiene justificación. El fenómeno resulta de la combinación del sistemático adoctrinamiento (lavado de cerebro) de uno de los padres y de la propia contribución del hijo a la denigración del padre rechazado.

Otros autores como Aguilar lo definen como un trastorno caracterizado por un conjunto de síntomas que resultan del proceso por el cual un progenitor transforma la conciencia de sus hijos, mediante distintas estrategias, con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor. Los comportamientos y estrategias que el progenitor alienante pone en juego suelen ser sutiles, en la tabla 1 se resumen algunos de los más frecuentemente encontrados.

Si bien es cierto que para realizar una campaña de desacreditación respecto al progenitor alienado, el alienador debe ser consciente de los actos que realiza, también es cierto que a menudo, este no es plenamente consciente de que está produciendo un daño psicológico y emocional en sus hijos/as, y de las consecuencias que ello va a tener a corto y largo plazo en el o la menor. Bolaños entiende el SAP como un síndrome familiar en el que cada uno de sus participantes tiene una responsabilidad relacional en su construcción y por tanto en su transformación; teniendo en cuenta que el elemento principal es el rechazo más o menos intenso de los hijos hacia uno de los cónyuges, propone modificar la nomenclatura clásica de Gardner por la de Progenitor Aceptado y Progenitor Rechazado.

Cuando el SAP entra en contacto con el sistema legal se convierte en un Síndrome Jurídico Familiar, en el que los abogados, jueces, peritos y otros profesionales vinculados adquieren responsabilidad en su continuidad. La negativa de los hijos adquiere auténtica trascendencia cuando se expresa en un juzgado, ya que se desencadenan entonces acusaciones, búsquedas de explicaciones y acciones encaminadas a resolver el problema que hace que la instancia judicial se convierta en parte para resolver el mismo, de tal manera que debamos incluirla como un elemento de vital importancia de los componentes del Síndrome. 

El sistema judicial, con la intervención de los letrados, por el privilegiado lugar que ocupan tanto para mantener como agravar el SAP podría incluirse dentro del maltrato institucional.

Es posible identificar diferentes niveles de intensidad en el rechazo que muestran los niños y niñas afectados por el SAP: rechazo leve, moderado e intenso :
• El rechazo leve se caracteriza por la expresión de algunos signos de desagrado en la relación con el padre o la madre. No hay evitación y la relación no se interrumpe.
• El rechazo moderado se caracteriza por la expresión de un deseo de no ver al padre o la madre acompañado de una búsqueda de aspectos negativos del progenitor rechazado que justifique su deseo. Niega todo afecto hacia él y evita su presencia. El rechazo se generaliza a su entorno familiar y social. La relación se mantiene por obligación o se interrumpe.
• El rechazo intenso supone un afianzamiento cognitivo de los argumentos que lo sustentan. El niño se los cree y muestra ansiedad intensa en presencia del progenitor rechazado. El rechazo adquiere características fóbicas con fuertes mecanismos de evitación. Puede aparecer sintomatología psicosomática asociada.
El rechazo puede aparecer inmediatamente después de la ruptura o en periodos posteriores que pueden alcanzar varios años después, generalmente asociados a momentos concretos del nuevo ciclo evolutivo familiar. De esta manera se distinguen, siguiendo a diferentes autores, dos tipos de rechazo en función del momento en que aparecen: primario y secundario, que configuran una dinámica relacional.

Dinámica relacional del rechazo:

Tras el proceso de separación puede aparecer un rechazo de los hijos/as en común hacia uno de los progenitores. El rechazo puede ser primario o secundario, el primero como reacción inmediata a la ruptura de pareja y el secundario aparece en separaciones más lentamente gestadas. La existencia del rechazo a uno de los progenitores va a suponer la aparición de conflictos en el desarrollo del régimen de visitas. Ante esta situación, uno de los dos progenitores, normalmente el rechazado, pone en conocimiento del órgano judicial la situación lo que producirá un aumento del rechazo del/la menor. Tras esta situación aparecerán múltiples problemas en las relaciones paterno y materno filiales con el progenitor no aceptado. Finalmente tendrá como consecuencia directa la desaparición de las relaciones filiales por la negativa de los/as menores (Fig. 1).

Tal como queda recogido por diferentes autores, se pueden distinguir dos dinámicas relacionales en función del tipo de rechazo.

Dinámica relacional del rechazo primario.

Aparece en los momentos inmediatos a la separación. Es propio de rupturas bruscas e impulsivas, en las que se dan los siguientes factores:

• El progenitor rechazado (habitualmente el padre) abandona el hogar de forma inesperada o tras haber iniciado una relación afectiva extramatrimonial.
• Los hijos no reciben una explicación conjunta por parte de sus progenitores acerca de lo que está ocurriendo.
• Descubren que el progenitor rechazado se ha ido a través del progenitor aceptado (habitualmente la madre), quien no puede ocultar los sentimientos que ello le produce.
• El progenitor rechazado intenta que sus hijos se adapten de forma inmediata a su nueva realidad.
• Los hijos presentan resistencias para ello, pues su deseo es contrario a la ruptura.
• El progenitor rechazado culpabiliza al progenitor aceptado porque los niños no quieren verle y le exhorta para que los obligue.
• El progenitor aceptado se siente identificado con sus hijos. No puede obligarles.
• El progenitor rechazado pone la cuestión en manos del juzgado y pide al juez que se obligue al progenitor aceptado para que pueda ver a sus hijos.
• Hay descalificaciones durante el proceso legal que acrecientan las dificultades emocionales.
• Los hijos pueden ser llamados al juzgado para expresar los motivos por los que no quieren ver al progenitor rechazado.
• A medida que se ven obligados una y otra vez a negar la figura del progenitor rechazado van encontrando argumentos cognitivos que justifiquen su actitud.
• El rechazo se generaliza a otros familiares del progenitor rechazado: abuelos, tíos, primos.
• Las familias de origen compiten entre sí. Una protege al progenitor aceptado y a los hijos, descalificando la actitud del progenitor rechazado. La otra exige una relación con los hijos e intenta apoyar al progenitor rechazado para conseguirla.
• El rechazo tiende a cronificarse.

Dinámica relacional del rechazo secundario.

Tras la ruptura, los hijos mantienen relación con el progenitor rechazado hasta que un día deciden romperla.

• Existe un conflicto larvado entre los progenitores, que surge cuando deben negociar algún aspecto nuevo relacionado con sus hijos: un cambio de colegio, unas pautas educativas, un cambio en el régimen de visitas, una modificación de la pensión, etc.
• Los hijos sienten las continuas descalificaciones mutuas que sus progenitores se hacen a través suyo. Al mismo tiempo "juegan" a darles informaciones contradictorias que generan mayor enfrentamiento entre ellos.
• Ambos progenitores describen cómo sus hijos deben "cambiar el chip" después de estar con el otro.
• Las visitas se convierten en algo tensional. El rendimiento escolar puede verse afectado. Pueden aparecer síntomas psicosomáticos.
• Los hijos deciden no volver a ver al progenitor rechazado bajo cualquier excusa: forma de cuidarles, desatención, malos tratos.
• Encuentran apoyo y comprensión en el progenitor aceptado.
• Cualquiera de los dos decide llevar el asunto al juzgado, pidiendo que los hijos hablen con el juez.
• El rechazo tiende a cronificarse.

Consencuencias del SAP en menores:

Aunque existen aún pocos estudios acerca de las consecuencias que un SAP va a tener a corto y largo plazo en los/las menores, sí se ha podido observar, en lugares como el Punto de Encuentro Familiar, ante la simple presencia física del progenitor rechazado, reacciones de ansiedad, crisis de angustia y miedo a la separación; el progenitor aceptado informa además de alteraciones a nivel fisiológico en los patrones de alimentación y sueño, conductas regresivas, y de control de esfínteres. La sintomatología observada, coincide con la descrita en la literatura para las diferentes situaciones que atraviesan los/as menores que sufren maltrato emocional, a continuación se exponen los problemas más frecuentemente detectados:

Trastornos de ansiedad: los menores viven el momento de las visitas con un fuerte estrés, en estos casos observamos respiración acelerada, enrojecimiento de la piel, sudoración, elevación del tono de voz, temblores, finalizando en desbordamiento emocional, no pudiendo estar delante del progenitor rechazado con serenidad y normalidad. En ocasiones para afrontar las visitas, acuden a las mismas bajo los síntomas de medicamentos ansiolíticos como Clorazepato Potásico (Tranxilium® Pediátrico).

Trastornos en el sueño y en la alimentación: derivado de la situación anterior, son menores que a menudo manifiestan que sufren pesadillas, así como problemas para conciliar o mantener el sueño. Por otro lado pueden sufrir trastornos alimenticios derivados de la situación que viven y no saben afrontar, ingiriendo alimentos compulsivamente o no alimentándose, hechos que el progenitor alienador suele utilizar para cargar contra el otro, haciendo ver que estos síntomas son debidos al sufrimiento del/la menor por no querer ver al progenitor rechazado por el daño que este les ha producido.

Trastornos de conducta:
• Conductas agresivas: cuando nos encontramos ante un nivel severo, en el que como hemos descrito anteriormente las visitas se hacen imposibles; a menudo se observa en los menores problemas de control de impulsos, teniendo que ser contenidos en ocasiones por los profesionales. Las conductas agresivas pueden ser verbales como insultos, o incluso físicas, teniendo que frenar la situación.
• Conductas de evitación: hay ocasiones en las que los menores despliegan una serie de conductas para evitar enfrentarse a la visita, como pueden ser somatizaciones de tipo ansioso que producen una llamada de atención en el progenitor alienador y que tienen como consecuencia no pasar a la visita.
• Utilizan lenguaje y expresiones de adultos: a menudo nos encontramos con pequeños/as que verbalizan términos judiciales, así como tienen un claro conocimiento acerca de dichos procesos. Por otro lado realizan verbalizaciones que son un claro reflejo de la fuerte conflictividad que viven y de la postura que han tomado en el conflicto, que es al lado incondicional del progenitor no rechazado.
• Dependencia emocional: las/os menores que viven las situaciones que hemos descrito, sienten miedo a ser abandonados por el progenitor con el que conviven, ya que saben, y así lo sienten, que su cariño está condicionado. Tienen que odiar a uno para ser querido y aceptado por el otro, y ese odio tiene que ser sin ambivalencias; todo ello va a crear una fuerte dependencia emocional para el/la menor. Todo ello va a tener como consecuencia la creación de una relación patológica entre progenitor e hijo/a.
• Dificultades en la expresión y comprensión de las emociones: suelen expresar sus emociones de forma errónea, centrándose excesivamente en aspectos negativos. Por otro lado muestran falta de capacidad empática, teniendo dificultades para ponerse en el lugar de otras personas, manteniendo una actitud rígida ante los distintos puntos de vista que ofrezca el progenitor rechazado.
• Exploraciones innecesarias: en los casos severos, pueden darse denuncias falsas por maltrato hacia los/as menores, estos se van a ver expuestos a numerosas exploraciones por parte de diversos profesionales, las cuales, además de ser innecesarias, producen una fuerte situación de estrés. También hace que adopten un rol de "víctimas" de algo que no han sufrido pero que debido a la campaña de denigración del progenitor alienado, y a la autonomía de pensamiento, toman como algo real, teniendo unas consecuencias devastadoras para su desarrollo psicológico.
Ante la presencia de la sintomatología descrita, indicar que a nivel de relación paterno/materno filial, es aconsejable que los menores continúen teniendo relación con el progenitor alienado, ya que una de las estrategias que va a utilizar el progenitor alienador va a ser que se suspenda el régimen de visitas utilizando tácticas como las descritas anteriormente. Por ello es importante además dar pautas y orientaciones adecuadas al progenitor alienado para que durante los contactos no favorezca con su conducta o verbalizaciones, el mantenimiento del SAP. Dichas orientaciones van encaminadas a no realizar reproches a los menores, ni entrar en sus ataques, teniendo en cuenta que no hablan por ellos mismos, dar respuestas que satisfagan un reproche o necesidad que transmite el/la menor, en los casos en que estemos ante un nivel leve o moderado en el que se realicen visitas, centrar estas en un ambiente lúdico entre ambos, buscar actividades que sean del agrado del menor, y posteriormente tareas más personales, etc.


FUENTE










SINDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL (SAP) 
 EFECTOS PSICOFISIOLOGICOS Y SOCIALES

LA VIOLENCIA JUDICIAL



CARMEN LUCY BAUTISTA CASTELBLANCO



 Cuando Isaac Newton explicó la ley de la gravedad, la gravedad ya existía, de modo análogo, sucede con el SAP, lo único cierto es que sólo hasta estos últimos años algunos investigadores de las ciencias humanas lo estamos tomando como urgencia de estudio propositivo, no sólo para el diagnóstico sino también para emprender programas de prevención y ofrecer apoyo a decisiones de carácter legal; del mismo modo, algunos países como España, han tenido en cuenta el SÍNDROME DE ALINEACIÓN PARENTAL- SAP desde el punto de vista legal en el proceso de divorcio o separación de los cónyuges cuando existen uno o mas hijos.





Para 1985, el Psiquiatra Richard A Gardner (1931-2003), quien se destacó como psiquiatra del niño y del adulto, y psiquiatría forense, hace referencia por primera vez al SINDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL (SAP) y genera de este modo, una dinámica de  Investigación que para esta fecha sigue siendo asunto de análisis, y aunque ya se observan cambios sustanciales en el dinamismo propio del compromiso social, falta mucho por hacer en la investigación con respecto a los efectos del SAP en el compromiso Jurídico, personal y social.






El SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL (SAP), se define como el conjunto de síntomas que resultan del proceso de ALIENACIÓN PARENTAL llevado a cabo por uno de los progenitores contra el otro. Esta conducta alienadora se manifiesta cuando  uno de los progenitores , mediante distintas estrategias, transforma la conciencia de sus hijos con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor, hasta hacerla contradictoria con lo que debería esperarse de su condición natural.


Otra definición es la consecuencia padecida por los hijos a raíz de ser objeto de predisposición negativa y malintencionada que ejerce el progenitor que tiene la custodia de los hijos en contra del otro progenitor, mediante la influencia maliciosa y malintencionada (Manipulación mental).

Es preciso señalar, que también en algunos casos, los cónyuges o progenitores se someten a convivir forzosamente por diversas razones y generan sistemas de sometimiento mutuo de soportarse, pero no se deja el conflicto, y uno de los progenitores  ejerce presión sobre los hijos y parientes (en condiciones de victimas), para ganar reconocimiento, poder o simplemente "ganar".


Usualmente los hijos entran en conflicto, se ven afectados, para descalificar, censurar, o rechazar a uno de sus padres conciente o inconcientemente. El SAP se acentúa especialmente cuando se acude a los estrados judiciales, debido a las acusaciones, reparos y acciones tendientes a la búsqueda del problema y ésta situación, hace que la instancia judicial se haga parte en la vida de los hijos.


Se concibe entonces, el SAP como un problema en el cual interactúan factores de gran repercusión personal, familiar, social y legal.





El SAP se constituye en una forma de violencia, que afecta especialmente a los niños de más corta edad.


Usualmente, tanto el menor como el adolescente pueden mostrar una actitud de indiferencia, generalmente una actitud  de pasividad frente al problema; no obstante, se presenta un deterioro en las estructuras orgánicas, psíquicas y de ejecución social que alteran la personalidad del menor.


El SAP afecta a todos los integrantes del núcleo familiar, para este artículo, se hace énfasis en los hijos menores, entre ellos, el adolescente y el adulto joven que sigue siendo hijo de familia.


Paras que el SAP haga su aparición, se requirieron previamente de los siguientes actos de agresión  emocional  contra los hijos :
Manipulación Mental
Acoso Psicológico y 
Violencia Pasiva, que son todas estas, formas de Maltrato Psicológico que repercuten nocivamente en el desarrollo del menor.




Manipulación Mental




Se ejerce a través de la influencia directa o indirecta por parte del  progenitor, los parientes, tales como: abuelos, tíos, primos, amigos cercanos en contra del otro progenitor; tal influencia usualmente es nociva y negativa.


Entre las tácticas empleadas están los comentarios despectivos, el énfasis de las desventajas laborales, la crítica negativa y malintencionada, la burla, la difamación , la calumnia y las falsas denuncias entre otros, todo orientado a movilizar al menor o hijos en dirección a lo que desea el progenitor manipulador o alienador como ya lo hemos llamado .





Esta influencia es una forma de violencia, supone el desconocimiento del valor del menor y lo hace víctima como ser humano, condiciona sus conceptos, limita su libertad, su autonomía, como también, altera el derecho a tomar decisiones de su propia vida y de sus propios valores.


La manipulación mental también comprende el chantaje afectivo.

La manipulación mental ejercida por cualquiera de los dos progenitores hacia el menor, afecta, la percepción del si mismo, la motivación, los procesos de identificación, de tipificación sexual, los conceptos, los roles, la respuesta social, como también el correcto funcionamiento del organismo.


Usualmente el menor se encuentra en clara desventaja, es quien recibe toda esta influencia, su participación es mínima, so pena de que el manipulador o maltratante no acepte su opinión; en consecuencia, el hijo o hijos adquieren actitudes experienciales de temor, duda, miedo.


No todos los niños son igualmente permeables en su comportamiento, algunos lo hacen manifiesto pero otros reprimen sus sentires, opiniones, miedos y otros reaccionan somáticamente.




Acoso Psicológico .






El acoso psicológico se caracteriza por la continuidad y persistencia de violencia o agresión (en la mayoría de los casos) pasiva, que ejerce el padre alienador sobre sus hijos  con la intención de hacer que la victima altere de modo incontrolado su estado natural de amar al progenitor alienado.

De conformidad con la relación entre maltratante y maltratado, el Acoso Psicológico presenta dos modalidades: - cuando el acosador tiene poder superior, como es el caso del padre o madre que acosa psicológicamente al menor, y que en gran número de casos este progenitor se convierte en verdugo para el menor; en este caso, el acoso es vertical.




Cuando las relaciones de poder se establecen entre iguales, como es el caso, entre los dos progenitores, se conoce como acoso horizontal, se trata de una modalidad de acoso en que ambos  acosadores  hacen  uso de la fuerza moral o física.


El acoso Psicológico debilita estructuras afectivas, cognitivas, atenta contra la autoestima, y el auto concepto.






Violencia Pasiva - Maltrato Pasivo






La Violencia Pasiva o maltrato pasivo usualmente se manifiesta como una agresión insospechada, es posible que el agresor no este siendo conciente de ello pero agrede; también es posible que se efectúe de modo conciente, pero en la gran mayoría de los casos, el agresor lo hace sin pensar en el efecto que causa el comportamiento.


La autora ha detectado cuatro modalidades de agresión pasiva, muy típicas de nuestro contexto Colombiano, ellas son: el abandono indolente, la sobreprotección, la falsa promesa y la confrontación ilusa.


El abandono indolente y la sobreprotección son dos modos bien opuestos :


El Abandono Indolente :   se manifiesta por la indiferencia o falta de atención afectiva hacia los hijos, hay descuido cuando alguno o los dos progenitores no cumple con tal obligación, dejan los hijos al amparo de otro pariente bien sea abuelos, tíos, amigos pero el afecto no se hace manifiesto, en gran número de casos se entrega el dinero para el sostenimiento, se compra ropa y /o juguetes y con eso basta.


La caracterización es típica, también la indiferencia social Vgr. ante un atraco, el no mostrar apoyo al niño que carga bultos más pesados que su propio cuerpo; el " no hacer algo" en pro, son muestras de esta clase de agresión pasiva.





La Sobreprotección


Es otro modo de violencia psicológica, en el caso de la AP, uno de los cónyuges, o los parientes más próximos pueden ofrecer este trato al menor: sobreproteger; de este modo ocultan inconscientemente los errores y temores personales; rodean al menor de mimos, le ofrecen regalos y solucionan todas las necesidades e impiden a los menores el desarrollo de la autonomía – de la libertad, de la toma de decisión; viven esos niños en un mundo artificial, de éste modo, el "protegido _ victima" se crece en la inseguridad, la dificultad para la toma de decisiones, se le hace sentir como cosa inútil y por comodidad, difícilmente podrá lograr independencia personal. No obstante, luego… se le recrimina y exige.




La Falsa Promesa


Reprime las expectativas de la víctima; resulta cruel, el jugar con las motivaciones de los menores, o de cualquier persona, como es el caso de las promesas que no se cumplen; cuando se reitera en el engaño y las expectativas del "otro"" se ven frustradas de modo permanente, sin justa causa.


Esta conducta usualmente conduce a estados Reactivos Depresivos y afecta estructuras de conciencia… ¿Qué ocurre cuando juegan con sus expectativas y su tiempo?.. Vgr.., "Mañana voy a visitarlo", Entonces Ud. Prepara el Plato de comida que más le agrada a quien va de visita, se arregla para la ocasión, corre todos los compromisos para esa tarde y no se apareció tampoco se recibió una llamada del visitante.., es un modo de maltrato psicológico por agresión pasiva. "Después haremos esto u esto ...,  pasan los días, los meses, los años y nunca se puede hacer " esto o esto ."




La Confrontación Ilusa


Se presenta del modo más sutil y también puede ser intencionada o no,  lo cierto es que causa un efecto de sub-valoraciòn en la otra persona bien sea por sus habilidades, adquisiciones, tenencias. Alguna vez Pedrito relató y mostró a su mamá, el bolígrafo que su papá le había comprado, y la madre expresa: se parece al mío, claro está que el mío es más fino. A diario se encuentra este tipo de confrontación ilusa, para desalentar logros, actitudes, adquisiciones de otra persona, "tu mamá compró un televisor pero el que yo compré en de mejor marca y más fino, como puedes ver, vale más dinero"




Violencia Psicológica o Maltrato Psicológico




Un llamado de atención, una exigencia en su momento, el corregir a tiempo, una ironía, pueden verse y sentirse como un modo de ataque psicológico, pero de ninguna manera podría señalarse como Maltrato Psicológico.






El maltrato psicológico por manipulación mental o por acoso psicológico, o por algún modo de Agresión Pasiva, hace que la víctima afecte negativamente sus respuestas, las cuales no siempre se perciben; hay reacciones fisiológicas en un estado de depresión diferentes a un estado de ira, euforia o alegría; suceden cambios: hormonales, de ritmos biológicos como la respiración, el ritmo circulatorio que se observan en el rubor de la piel, el sudor, y otras tantas respuestas fisiológicas que progresivamente van afectando el organismo y la Psiquis; Cuerpo y Psiquis interactúan como unidad Psicofisiológica, las reacciones Psicosomáticas son con frecuencia alta el motivo de consulta tanto en el campo médico como de la Psicología Clínica; construyen a su vez patologías sociales que seguirán siendo materia de investigación, como la etiología de patologías derivadas del SAP.






Progenitores ¿Verdugos? - ¿Victimas? -O- ¿verdugos de si mismos?...¿Verdugos de sus hijos?






Curiosamente padre maltratado o maltratante y lo mismo la madre, a su vez se convierten en victimas y en verdugos al mismo tiempo. Identificar la violencia Psicológica que emana de si mismos se convierte en una acción difícil puesto que usualmente se ejerce do modo inconsciente, la ejercemos quizá mecánicamente y porque no de modo irracional o irreflexivo






Los verdugos de si mismos, susceptibles al autoengaño, inconscientemente están ofreciendo algunos indicios relacionados con una guerra de poder para ver al otro aplastado, la guerra de fuerza los hace verdugos; el poder que produce esa guerra de fuerza hace que se sientan victimas a su vez; en algunos casos pareciera una guerra fría y se tornan necesariamente con predisposición psicológica que los hace inestables emocionalmente, poco reflexivos de si mismos y de los efectos nocivos que ejercen sobre los parientes cercanos, amigos, vecinos y los propios hijos. Así las cosas, se hace evidente los modos de maltrato psicológico, la manipulación mental, el acoso psicológico, la agresión pasiva.

Curiosamente los cónyuges maltratadores, especialmente de esta modalidad de maltrato psicológico, se muestran como las víctimas, sufren , juran, y alegan su inocencia. Difícilmente reconocen el daño que hacen y que se hacen así mismos.


Una estrategia que permite autoevaluar si estamos siendo maltratadores es hacer un pare silencioso en el camino, ubicarnos en el bando contrario, sentir lo que nosotros sentiríamos si nos hicieran lo que nosotros estamos haciendo, visualizar a las personas que se involucran como los hijos y pensar que nuestros comportamientos verbales y no verbales serán modelo y ejemplo para que estos menores lo imiten.






Es indispensable, aún más en nuestra cultura Colombiana (herencia cultural), investigar cuando exista la menor sospecha de malos tratos, así, podemos cambiar esquemas sociales tan arraigados, comprender mejor a nuestros hijos, nuestros mayores, nuestros compañeros, nuestros familiares y emprender un comportamiento de valoración, reconocimiento, respeto por la diferencia e incluso ser contemplativos de las personas, las cosas, los eventos, los detalles por insignificantes que sean tienen un valor bien sea emocional, social o económico .




La creencia que madre solo hay una, sigue siendo cierta, vale la pena aclarar que, se hace referencia a la madre biológica. El referente madre, trae implicaciones que van más allá de lo biológico, es la madre socialmadre espiritual y madre psíquica, con la criatura, la sociedad, y las nuevas generaciones, es preferible una madre o padres sustitutos conscientes que una madre biológica violenta. 

De este antecedente se desprende que no es tan cierto que "una madre sólo quiere lo mejor para sus hijos", puede ella llegar a ser la responsable de génesis de patologías - o incluso la muerte  en sus hijos. Esta creencia, por herencia cultural puede ser muy difícil de aceptar, no obstante, se pueden emitir juicios erróneos por esta herencia o creencia tan marcada en nuestra sociedad.

 EFECTOS PSICOFISIÓLOGICOS Y SOCIALES EN LA PERSONA



Efectos Psico- Fisiológicos

Los efectos fisiológicos comprometen al organismo como tal y afectan el normal funcionamiento del cuerpo, los ritmos biológicos tales como la respiración, el ritmo circulatorio, el grado de sudor o humedad de la piel, el cambio de temperatura de son reacciones que se desencadenan por la activación misma del organismo, gracias a los mecanismos corticales, conductuales y autonómicos que en gran parte dependen de los estados motivacionales, emocionales, pensamientos de la persona. En consecuencia la actividad del cerebro, la musculatura esquelética y el sistema nervioso se integran para dar respuesta a estos sistemas de activación misma. Es así como el comportamiento del organismo se produce por la mediación psíquica en relación con los estímulos externos.


Las reacciones somáticas tales como el asma, la cefalea, la ceguera funcional, el estreñimiento, acné, nauseas, dolores musculares, que carecen de una base orgánica explicable tienen necesariamente el componente de su origen en la base psíquica de la persona.






Efectos en los Procesos Psicológicos:


Son procesos psicológicos la percepción, la motivación, las emociones, el modo de referenciar la realidad desde una estructura cognitiva entre otros; entra en juego las emociones, las ilusiones, el proyecto de vida mismo. Estos procesos Psicológicos varían de persona a persona puesto que son muchos los factores que intervienen y generan algoritmos (predisposición psicológica), la edad, el núcleo familiar, las creencias, la cultura, el nivel educativo, además de los factores genéticos y congénitos de cada persona; Es así que estos efectos varían en los hijos, que se enfrentan a una problemática similar del SAP.



Desordenes de atención,  percepción y motivación






Estos desordenes se presentan de modo diferente durante el curso de desarrollo conforme la edad, intereses, motivos metas y expectativas


Por ejemplo: Un niño de siete meses que aún no se expresa verbalmente, capta la realidad; en el supuesto caso de una progenitora que pretende manipular a su pareja (separada) suele expresarse como si fuera el mismo menor, es decir hablar por el menor de siete meses. Para ilustrar podría pensarse que Andrea mamá tiene interés de ver a Daniel papá, y el pretexto es llevar al menor con ella. Al no encontrar a Daniel, Andrea deja la siguiente razón: "dígale a Daniel que vino a visitarlo su hijo, que deje de ser irresponsable y sinvergüenza", .El menor va adquiriendo nociones del concepto papá. Este concepto se asocia con la topografía de la voz (Ira), tensión muscular, y si darse cuenta, Andrea va comprometiendo la estructura perceptual, cognitiva, emocional del menor con respecto a las representaciones de "papá, el pronóstico social con respecto al rol hombre, rol de papá, progresivamente se estará construyendo dentro de un patrón inapropiado.

El déficit de atención, la dificultad para concentrarse frente a una ejecución específica, y la motivación por otros desempeños diferentes a las direccionadas se observan claramente en la vida escolar de muchos menores cuando ingresan al colegio o escuela, algunas de estas dificultades pueden verse reflejadas en un comportamiento bien sea de hipoactividad, hiperactividad, agresión o aislamiento.




Efectos en la Adaptación Social:


El autoconcepto, la autoimagen, y la autoestima, desempeñan una tarea decisiva en el desarrollo y desempeño en todo el devenir de la vida de una persona; experimentar éstos sentires, se alcanza en el momento que se inician relaciones sociales de comunicación directa o indirecta con los semejantes; es algo así como la confrontación intima y permanente con quienes rodean a la persona, en el ámbito familiar, escolar, social, laboral; el punto de referencia es la misma persona pero en relación con otras. Ahí, en esa confrontación aparecen los miedos, los temores, la irritabilidad, el aislamiento, los complejos y se manifiestan a través de ese desempeño social; las constantes internas de Inestabilidad emocional se hacen presentes, la persona muestra gran vulnerabilidad a un desempeño académico bajo, comportamiento asocial, o consumo de sustancias psicoactivas.




Rendimiento académico bajo 


Al descartar otras variables relacionadas con el sistema pedagógico y metodología de enseñanza que se ofrece en un colegio, hay menores que poseen un nivel cognoscitivo propio de la edad y sin embargo muestran un bajo rendimiento académico asociado al SAP, se observa desinterés, baja motivación, dificultad para terminar una tarea, atención dispersa






Comportamiento Asocial o Desadaptado


Pareciese que el efecto del SAP fuese como una constante en los casos de indisciplina e incumplimiento en cuanto normas de convivencia, curiosamente en los casos de disciplina que han sido reportados de alguna manera se destacan comportamientos como "se muestra retraído" genera desorden en el aula, hala el pelo del compañero, hace zancadilla, rompe o raya bien sea el cuaderno, el lápiz, la silla, quiere mostrarse como el payaso de la clase, muerde a otro, entre otros comportamientos. Se constata que la gran mayoría de estos niños, quizá el 90%, provienen de progenitores que se están divorciando, que son divorciados o que llevan relaciones inapropiados como pareja. Algunos jóvenes muestran dificultad para adaptarse a un grupo y prefieren estar solos.



Consumo de Sustancias Psicoactivas


Las Investigaciones señalan como predisposición favorable al consumo de sustancias psicoactivas diversas etiologías: genéticas, congénitas, influencia de iguales, padres débiles en la toma de decisiones frente a los hijos, o por el contrario padres demasiado represivos; falta investigar si el PAS tiene que ver con el consumo se sustancias psicoactivas y poliadiciòn.


En los casos del SAP hipotéticamente puede presentarse en el menor bien sea por insatisfacción, llamar la atención y disociar, dificultad para ubicarse en cuanto a sus roles de género y roles sociales, que lo hacen altamente vulnerable.



Homosexualidad por Renuncia al Rol, la Identificación y el Modelamiento

El comportamiento homosexual es en si mismo se determina, hoy socialmente como una opción personal, no obstante, cuando se descarta influencia cromo-somática u otro compromiso hormonal y de conformidad con el elevado numero de personas homosexuales, vale investigar a qué factores, distintos a los señalados, obedece esta opción.


Hipotéticamente, desde la infancia como efecto del SAP suceden alteraciones de la percepción que conducen a tomar una opción de vida feliz.

¿Qué niño desearía ejercer el rol de hombre cuando el ejemplo de padre es nefasto y las imágenes visuales auditivas, sociales que percibe a diario son grotescas, abusivas, maltratantes y además son reforzadas por la madre alienadora?



PREVENIR EL SAP - EL RECONOCIMIENTO DE LA PATERNIDAD Y LA POSIBILIDAD DE ADOPCIÓN.


El ser humano proviene de un largo proceso biológico. Las sociedades organizan sus relaciones en el sentido de garantizar y preservar la vida, de responder en mejores condiciones por lo que hemos heredado de nuestros antepasados, de tomar sentido por lo que será nuestro legado a futuras generaciones. La condición de una vida armoniosa con nuestros con-generes.


La filiación como identidad, como vínculo grato que articula la familia y las ganas de vivir, con nuestras diferencias individuales enriquecen el sentido de tener parientes y padres comprometidos en el amor y las costumbres sanas, es ahí, justamente donde se adquiere el sentido de la filiación parental.



A modo de conclusión y, como una alternativa de prevención vale la pena precisar, si en circunstancias donde el SAP esta presente de modo continuo, y en ciertos casos, antes del nacimiento,es indispensable reevaluar Jurìdicamente la posibilidad de ofrecer en adopción a una criatura inocente, es preferible una vida sana y feliz que el crecimiento de un ser humano con daño en su estructura emocional, cognoscitiva y social.

Habrá que observar y exigir a los institutos autorizados para la llevar a cabo la prueba genética de ADN, el emprender programas de orientación a los progenitores o posibles progenitores, que sean capaces de tomar decisiones de compromiso con la vida misma. El simple hecho de llegar a estas instancias con neonatos o menores, señala que desde ese momento se prevé los efectos nocivos, dañinos en una vida personal y social generados por el SAP.

La ayuda profesional guiada por expertos conocedores de los efectos del SAP (ciencias humanas) es conducir la intervención, bien sea jurídica y psicológica en función de los menores y no de los progenitores mismos, del compromiso psíquico espiritual y social y no sólo del compromiso económico. Pareciese que para éstas épocas, el conflicto se centra en el dinero.


Preguntar si la negociación equivale a comprar el afecto? ¿Buscar donantes económicos? Si vale más el dinero que una vida emocionalmente feliz?


Cuando ambos cónyuges se convierten en victimas y verdugos al mismo tiempo y las victimas son los hijos es probable y será asunto de seguir investigando, que se esté influyendo en tendencias de una personalidad disociadora; se pasa del conflicto conyugal al conflicto de la victima y por ende al conflicto social.




¿Dinero, Poder o Vida?- La filiación 


La violencia económica es experimentada por cada uno de los progenitores. Quien tiene o asume la custodia, ofrece dentro de la posibilidad los gastos para el sustento del menor o menores y en confrontación de la inversión observa que está en desventaja proporcionalmente contra el otro progenitor, tiene punto de referencia o comparación de gastos y en su evaluación se siente violentado económicamente (esto no sucede cuando el progenitor quien tiene la custodia rechaza de plano el aporte económico y decide ignorar el aporte del otro progenitor),


Del mismo modo, el progenitor cuestionado se siente violentado(a) económicamente, siente que es obligado a pagar pensión compensatoria a una persona con quien mantiene una relación de odio, que le impide ver a sus hijos y le ha arrebatado cuanto tenía; usualmente expresa que tiene derechos teóricos y deberes reales hacia sus hijos, siente que su acción paterno filial es indiscutiblemente mercantilista.




VIOLENCIA JUDICIAL-Y LIMITACIÓN EN EL JUICIO JURÍDICO


Usualmente se presenta un modo de violencia judicial que se genera por la lentitud en adoptar decisiones judiciales, y tal como señala Carnelutti "La justicia tardía, es una forma de injusticia. El tiempo que pasa, es la verdad que huye" que para el SAP es la vida misma cuando hay menores de por medio.


Cuando los cónyuges deciden separarse, la falsa acusación se incrementa y  en el momento de suceder alguna condena; la violencia se intensifica y genera nuevos modos de violencia entre progenitores, parientes y menores. 


Las diferencias se convierten en bandos de disputa judicial y olvidan las auténticas necesidades de las partes en conflicto. Tanto el menor cono el adolescente de alguna manera reciben la presión social, psicológica y quizá la repercusión económica y aún con capacidad de decidir, no deben decidir, pues las decisiones están sometidas a los acuerdos de los progenitores mediadas por el juicio jurídico






REFERENCIAS
http:/www.rgardner.com


www.rgardner.com/refs/pas legalcites.html/




BAUTISTA, Lucy. Sistematización evaluaciones Psicología del Desarrollo, USTA, 1991 - 1.998


BAUTISTA. L., GAITAN. V., MORENO. G., Desarrollo humano de ocho a dieciocho años, USTA, Bogotá, 1977


GARDNER RA: Should courts order PAS children to visit/reside with the alienated parent? A Follow-Up Study. The American Journal of Forensic Psychology 2001; 19(3):60-106.


GARDNER RA: The Parental Alienation Syndrome (2nd Edition). Cresskill, New Jersey: Creative Therapeutics, Inc., 1998




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FUENTE




La Alienación Parental

es  

Maldad Pura 


¿Cómo se ejerce? 

Se da la ruptura de la pareja, se establecen visitas para el padre que no quedó con la custodia y, con el tiempo, empiezan a producirse interferencias en esas visitas acompañadas de negativas para hablar por teléfono, recogerlo o tenerlo el fin de semana. 

Cuando el padre rechazado logra acercarse al niño, éste le hace comentarios como "por qué no le pasas más plata a mamá" y, con el tiempo, se vuelve lejano y agresivo. 

La situación genera una reacción de ese progenitor, tras la cual llegan denuncias de malos tratos o abuso hasta que se interrumpe la relación entre padre e hijo. 

¿Cómo se hace para no afectar a los hijos en el contexto de un divorcio? 

Primero entender que las parejas se separan y no los hijos; que los hijos no son propiedad de nadie y que ellos los necesitan a ambos. Se sabe que todo conflicto tiene malas caras y malos comentarios, pero eso es muy distinto a estar todos los días diciéndole a un niño que la mamá o el papá es un tal por cual o que no lo quiere. 


¿Qué debería hacerse entonces? 

Abstenerse de hablar del otro si no tiene nada bueno que decir. 

Buscar ayuda si tiene algún problema emocional, pero no usar a los hijos ni de mensajeros ni de paño de lágrimas. 

¿En qué edad son más vulnerables los niños? 

De 5 a 12 años. Por debajo de los 5 años a los niños se les olvida odiar, y después de los 12 años suelen aguantar el chaparrón o decirles a los papás que paren con ese asunto. 

¿Hay más padres afectados que madres? 

La AP afecta a hombres y mujeres de igual manera. Lo que pasa es que como hay más madres en cabeza de la custodia, se nota más en los hombres. 

Pero cada vez hay más mujeres afectadas, ya que en otros países los jueces fallan custodias a favor de los hombres. 

Además del rencor hacia un padre, ¿qué consecuencias tiene en un hijo? 

En el niño y toda su familia extendida, porque cuando se rechaza a un padre se rechaza toda la familia: la abuela, los tíos, los primos. 

Las consecuencias a corto plazo son quedarse huérfano de papá o de mamá; a largo o mediano plazo, somatizar problemas en diversas dolencias. 

A largo plazo, cuadros ansioso-depresivos en jóvenes de 25 o 35 años que consumen tóxicos, que temen relacionarse porque no quieren repetir el mismo modelo y hasta llegar a casos de suicidio. 

¿La custodia debe ser para la madre o el padre, o no importa el sexo? 

La psicología tiene en claro desde hace 35 años que no importa el sexo. 

Si antes del divorcio se tenían dos padres, después debe ser igual. 

¿Que cuál es el mejor padre?

El mejor padre son 

AMBOS PADRES !. 


Si es difícil educar en pareja, mucho más complicado sería individualmente.


¿Custodia Compartida? 

Es el reparto más equilibrado de los tiempos y de los espacios de los progenitores con sus hijos. 

En Colombia tenemos un problema y es que los progenitores que no tienen la custodia se han quedado como papás/mamás visitadores y eso hace más difícil la situación. 

¿Hay alguna otra cosa detectada en el caso de nuestro país? 

Sí, en Colombia muchos de quienes tienen este comportamiento lo hacen motivados por una especie de indemnización emocional, de pasar factura y de vengarse del otro por una infidelidad o ruptura de pareja. 

Otra cuestión es el temor de muchas madres a perder la preponderancia como figura principal del cuidado de los hijos, desconociendo que estamos en una época en que están cambiando los roles y hay padres que están involucrados en la crianza de los hijos y quieren seguir estándolo aún después del divorcio. 

Victimario y víctima 

El padre o madre Alienador es una persona que no ha desarrollado su duelo en la ruptura y que niega su responsabilidad en el fracaso; que distorsiona lo que observa y que siempre está viendo amenazas y agresiones por parte del otro. 

Que busca resarcirse y convencerse a sí mismo y a los demás de que él es bueno y la otra persona mala y dañina. 

¿Y el progenitor afectado? 

Se convierte en una persona aislada, que hasta hace poco no sabía lo que le estaba pasando, porque no había un nombre para esa condición. 

Alguien que sufre y que busca a otros como él para asociarse y entender por qué lo que es natural, es decir que pudiera relacionarse con su hijo aunque esté separado, ya no ocurre. 

Todos los días se levanta con esa ausencia de sus hijos. 

¿El hijo  se afecta ?

El perfil de un hijo afectado por esta  programación mental de que es objeto por parte del progenitor Alienador, es el de un niño aislado, que tiene miedo, mejor, pánico, a serle infiel a su progenitor inculcador. 

Un menor al que le duele tener que rechazar al progenitor alienado, pero que se ve en la obligación de aceptar, sin ninguna crítica, lo que le imponen. 

Se trata de un niño castrado emocionalmente y que, a veces, somatiza sus sentimientos. "Un niño de futuro enfermo", vaticina el psicólogo José Manuel Aguilar. 

Por Tatiana Munévar B.

Publicación
eltiempo.com

Sección
Otros

Fecha de publicación

24 de noviembre de 2009
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